La Rosa
pensé que podía ser una blanca rosa,
belleza y perfección se funden en ella,
al ser la flor del amor por excelencia
y la única que deja huella al ser acariciada.
Tomé un estilete y con delicadeza, me acerqué a cortarla,
pero una enorme tristeza me caló en el alma
al sentir sus lágrimas frías del rocío
que por mi mano se deslizaron.
Sin darme cuenta, al acariciarla mi piel rasgue
y una gota de mi sangre a ella le cayo,
presentí entonces que su pena se fundía con la mía
y decliné mi intención, sintiendo que vivir ella quería.
Como milagro sentí mi herida desparecer
y la tímida blanca rosa por amor de repente
a rojo carmesí su color cambió.
Jorge Laserna Vargas - Enero 2007
Jorge Laserna Vargas - Enero 2007
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