Poemas cortos

En el cándido fulgor de tu mirada
he soñado entrever una caricia,
sin vislumbrar en ella la malicia
que guardabas también disimulada.
También yo te engañe con la apariencia
del falso brillo de mis oropeles,
y al cambiarse luego los papeles
comprendí de tu vida la inconciencia
más que poco yo llevo perdido.
Quitada la careta que cubría
el dolor de la tortura mía,
he vuelto a ser un sueño en el olvido,
en cambio tú que amaste el oro
que amas el lujo la charla vana,
dejarás de ser loca campana
y habrá en tu son algo quebrado.

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Mientras haya esperanzas y recuerdos
habrá siempre poesía
mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa;
habrá siempre poesía

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No llores corazón no te atormentes
en mi sufrir acongojado y triste
deja a los ojos derramar torrentes,
no llores tu que a sonreír naciste
soñaste y en tu delirio,
creíste en aquel sueño y te engañabas más;
no ha de extrañarte tu martirio
era una mujer al ser a quien amabas. . .

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No llores corazón no te atormentes
en mi sufrir acongojado y triste
deja a los ojos derramar torrentes,
no llores tu que a sonreír naciste
soñaste y en tu delirio,
creíste en aquel sueño y te engañabas más;
no ha de extrañarte tu martirio
era una mujer al ser a quien amabas. . .

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Ojos azules hay bellos,
hay ojos pardos que hechizan,
y ojos negros que electrizan
con sus vívidos destellos
pero fijándome en ellos
se encuentra que, en conclusión
los mejores son,
por más que todos se alaben
los que expresar mejor saben
lo que siente el corazón

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Ella sentada sonreía
y lo miraba a el con embeleso
el entristecido le decía
quisiera unir tú alma con la mía
y levantándose ella le dio un beso

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Llora, corazón , no temas,
que este camino de abrojos,
solo tiene dos dilemas,
no llora el corazón lloran los ojos.

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Caudal flotante de una leve bruma
rizada cinta de blanca espuma,
rumor sonoro
de aspa de oro
beso del aura, onda de luz,
eso eres tú.

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Tu sombra aérea que, cuantas veces
voy a tocarte, te desvaneces
como la llama, como el sonido
como la niebla, como el gemido
del lago azul

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De un corazón de mujer,
quise hacerme un relicario,
para guardar mi querer,
y erguirte un santuario.

Jorge Laserna Trullenque
La Macacona - Costa Rica